lunes, 2 de abril de 2012

Una vez muerto ha decidido vivir

Por los senderos lejanos que son estremecidos por bosques y montañas donde ha morado el silencio y escasean las almas intrépidas, se encuentra un árbol frondoso alejado de los otros y en su tronco aun descansa el hombre con la daga clavada en autonomía, su presencia ya no inquieta y se armoniza con la naturaleza, evocando recuerdos de antaño y con una sonrisa perpetua en su calavera observa con serenidad al sendero cubierto de hierbas por la disminuida frecuencia de caminantes. La escena donde la victima reposa con la daga ya oxidada entre las cavidades de su pecho, la carne y sangre es ya inexistente no obstante los recuerdos son perennes y es que este ente sentado junto al árbol, a pesar de su posición, aun no ha logrado descansar y ni siquiera a querido abandonar ya sus restos de mortal, sereno ya esta y es claro, pero aun con temor a levantarse y abandonar el lugar al cual aferrado ya esta, ha podido contemplar el paso del tiempo a la par que reflexiona de en su impuesta paz, pero hoy a llegado el día, pues nuestro solitario amigo a caída en la cuenta que ya no debe temer pues una vez muerto todo esta bien y se pierde cuidado, con movimientos vacilantes se incorpora y alza la vista, da unos pasos hasta llegar al sendero y lentamente comienza su aventura post mortal. La luna apremia con su luz a la noche azulada y guía por el sendero en penumbras al errante que una vez muerto a decidido vivir.....