viernes, 13 de enero de 2012

Respuesta a la noche

Los aullidos distantes que caen en las nebulosas noches se intensifican cada vez mas siento como resuenan en mi pecho y vibran por todo mi cuerpo en busca de mi reacción, es un llamado salvaje e instintivo, mis hermanos me llaman en un lamento a los cielos de la luna cambiante pero imperecedera, su frio gañidos perfora mi conciencia y destroza cada latido de lo que queda en mi corazón, las sombras de algún recuerdo vano se agudizan mientras que lo que alguna vez tuvo importancia se descompone en mi mente, el día para tomar la daga y cruzar mi tórax con ella es y siempre ha sido hoy, el momento de renacer como la luna es ahora, cabalgar en los espíritus naturales habitantes de todo, desviarte de la razón para retornar al vuelo de un rapaz, luego caer en el suelo y deslizarse como un cuadrúpedo canino, corriendo y gritando en las noches con tus hermanos, renacer con las digitígradas patas de un negro felino e infiltrarte por donde se te sea posible, todo parece posible al hacer caso a ese llamado que nace y muere en las montañas, las distancias y el tiempo se anulan solo para contemplar el sistema nocturno que ya es perfecto, ser una de los otros pliegues que generan la sombra susurrante y existencial de la noche, me entrego por completo a la idea y me arrojo lejos de ustedes solo para observarlos entre arbustos siendo prudente con mis movimientos, así que ten cuidado con tus modos te vigilamos.

1 comentario:

  1. Un pecho que se hincha en medio de la noche. Un lobo surge entre nustras pieles: se borra la conciencia y la memoria. Se es en el instante y una colisión desgarradora nos aterriza de nuevo en el tiempo, como una bofetada de una madre llorando. Respondo con llantos, con gritos, con aullidos trepidantes. El cielo, la luz nocturna me escucha.

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