martes, 7 de febrero de 2012

25 de enero de 2012

Cuando pequeño creaba una fantasía de lo que alguna vez fue, la gente haciendo lo mismo que hace ahora pero en otro tiempo y los cimientos que ha destruido el tiempo se elevaban con el mismo esplendor de antaño, las construcciones modernas se desintegraban dejando a la vista hermosos valles y el pavimento se hacia una huella sutil en el suelo. Y ahora camino por los mismos senderos y logro notar como 10 años hacen que todo ya no sea lo mismo, las casas se marchitan mientras que los terrenos que en paz descansaban han sido poblados, las pinceladas naturales son sustituidas por basuras, la oscuridad nocturna retrocede para darle paso a las iluminarias, las plazas que antes eran gobernadas por niños ahora son solo el bar de mi generación, los monumentos son vestidos por escrituras intangibles de quienes quieren marcar territorios, el oxido devora a todas las estructuras de acero que firmes parecían, la nostalgia se refleja en mis ojos silenciosa y serena, miro al oeste y veo la ciudad desapareciendo en una espesa bruma de contaminación con luces ahogándose a si misma como llamas infernales, desanimado suelto un suspiro tratando de negar todo esto bajando la mirada camino y camino, respiro hondo y miro al este y veo a la montaña seducirme junto a la tímida luna y me arrojo como un animal corriendo y de mis pulmones brota una fuerte arenga salvaje, un grito que solo significa euforia, salgo en busca de eso que siempre ha estado latente en mi interior, busco el cobijo de esas tierras que aun se mantienen pero al dejar el concreto atrás solo veo los desperdicios de mi raza regados en el suelo. Y aun mas decepcionado solo me parapeto en las cuatro paredes sombrías de mi habitación.

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