martes, 20 de diciembre de 2011

Viento

cuando el viento empezó a rugir a fuera no divagué en calzar mis botas en mis pies e ir al exterior a sentir como la naturaleza se siente igual que yo, con una ira suprema digna de dioses y no de simples mortales, lo noté al ver que solo yo estaba en las calles disfrutando las caricias de la tormenta con mis brazos abiertos y mi rostro lleno de regocijo... pero el viento en un momento dejó de ser fuerte y se fue apagando lentamente... hasta que ya no tenia la intensidad violenta de cuando salí y yo junto a él me fui calmanado, superior me sentí a todos esos seres que ahora reposaban calentitos en sus casa y junto a sus familias, por un momento me sentí mejor que ellos, sin gritos ni conflictos humanos, libre en la noche y junto a arboles podados, hasta que el viento solo fue una tenue brisa, me retiré a mi hogar con una pequeña satisfacción y a la vez con una gran adicción de volver a sentir dicha endorfina.

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