miércoles, 21 de diciembre de 2011

La tormenta

En medio de una tormenta y atrapado sobre un arrecife con mis rodillas a pegadas a mi pecho y mis brazos enrollando mis piernas, mi cabeza escondida en mi pelo, y el mar violentando en una compleja sinfonía de caos con el viento y fieros relámpagos, estruendos rompían en los cielos, una imagen lejana se desvanecía en las nebulosas de la tormenta y un grito surgió de mi estomago rasgando mi garganta y violando los cielos, me levante y seguí gritando, ahora la tormenta parecía aun mas intensa y de lluvia granizos surgieron de los cielos, del mar una tromba marina se alzó y luego se multiplicó. Luego de gritar y gritar mis ojos empezaron a botar lagrimas de frustración, y la tormenta se apaciguó siendo todo una lluvia torrencial con uno que otro estruendo y la marea ya se movía menos furiosa, mi llanto era doloroso y lastimero, un sollozo que parecía inconsolable, me senté como un dios hindú en las rocas del arrecife y entre uno que otro gemido cerré mis ojos, y comencé a calmarme las lagrimas brotaban pero ya no eran negras y mi rostro parecía ser sereno, de la nada el sol surgió en medio de la bruma y el mar masajeaba calmo las rocas a mi alrededor, una brisa marina me acaricio y mi boca se transformó en una sutil sonrisa, aun botaba lagrimas pero estas ya eran puras y de serenidad, mi corazón se hundió en una emoción inspiradora e imperecedera, ya era solemne, sin embargo no se puede disfrutar de esto sin cruzar por tormentas y dolor, la emoción intrépida hace valorar al trance pacifico, ya pronto sé que volverán las tormentas y con mis brazos extendidos los recibiré como un mártir solo para luego ser feliz con la paz.

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